CARTA DE UNA PERIODISTA ESPAÑOLA.
Hay que leerlo es interesante la opinión de un extranjero, a veces la cosas se ven más claras desde afuera. Sin tener ningun color polÃtico.
Por Mónica Mullor (periodista española que visitó Chile recientemente)
En mi reciente estancia de mes y medio en Chile –coincidiendo con las
elecciones municipales, observé que la izquierda de todos los sabores
y colores alberga la esperanza de que las próximas presidenciales las
gane la ex presidenta socialista Michelle Bachelet. Es éste un
pronóstico que se da por seguro desde la izquierda y también desde el
centroderecha.
Asà las cosas, y curiosamente impulsada más por su ausencia que por su
presencia en el debate polÃtico, Bachelet pareciera encarnar a la Gran
Mamá del pueblo chileno, capaz de hacer realidad todos los deseos
imaginables y poner la casa en orden, luego de los “desastrosos” años
de gobierno de Sebastián Piñera, caracterizados por un gran
crecimiento económico, los bajos Ãndices de cesantÃa, las grandes
reformas en educación, la lucha contra la pobreza extrema y las
medidas en favor de la mujer; es decir, por las reformas que Bachelet
no acometió en sus años de gobierno.
De vuelta en Madrid, y reflexionando sobre mi estadÃa en Chile, me
quedo con lo mejor: allà los derechos van ligados a los deberes y se
potencia el espÃritu emprendedor. Los chilenos tienen conciencia de
que todo cuesta, porque, por ejemplo, ni la universidad ni el sistema
sanitario son gratuitos. Chile es un paÃs que funciona y los chilenos
parecen contentos con el gran progreso que están experimentando. Yo
³Ù²¹³¾²ú¾±Ã©²Ô.
El contagioso optimismo de los chilenos se desvaneció rápidamente
cuando me reencontré con la desesperanza que agobia cada dÃa más a los
españoles. El desempleo no para de crecer y ya supera los 5,8
millones; el 52% de los jóvenes no tiene trabajo, 1,7 millones de
hogares tienen a todos sus miembros en paro. No sin razón, en lo que
va de año en Madrid se han celebrado ya más de 3.000 manifestaciones,
autorizadas o no.
Este es el resultado de los años locos de España, de cuando estuvo
gobernada por un colega socialista de Michelle Bachelet. ¿Lo
recuerdan? Su nombre es José Luis RodrÃguez Zapatero, que tiró la casa
por la ventana e hizo que se olvidase la relación existente entre
deberes y derechos, entre esfuerzo y resultado. Su polÃtica de
promesas a destajo, de ofrecer múltiples derechos a la ciudadanÃa,
como si fueran maná caÃdo del cielo, hizo que España llegara a la
situación en que está ahora: endeudada, embargada y desacreditada.
En tiempos de bonanza económica, el colega de Bachelet permitió que en
España se inflaran muchas burbujas, empezando por la crediticia y la
inmobiliaria, que a su vez condujeron a una burbuja polÃtica,
sustentada en la acumulación de ingresos tributarios de todo tipo.
Los tiempos del despilfarro y del todo gratis de Zapatero dieron
también lugar a la burbuja sanitaria. Todos los partidos polÃticos
(sin excepción) coreaban al unÃsono que la sanidad pública serÃa
siempre universal y gratuita, lo que condujo a un uso irresponsable de
los recursos sanitarios.
En el plano educativo, hace ya mucho que España optó por la vÃa
populista argentina: universidad para todos y gratuita. Se apostó por
la cantidad y no por la calidad, lo que llevó a la masificación de la
educación superior, que abrió sus puertas a estudiantes poco
preparados. Y asà continúa hasta hoy la universidad española,
navegando en un mar de mediocridad institucionalizada. Por eso no es
de extrañar que España no tenga una sola universidad entre las 150
mejores del mundo.
En el ámbito de las infraestructuras, los polÃticos (con dinero de los
fondos europeos) invirtieron miles de millones de euros en la
construcción de aeropuertos sin viajeros, autopistas sin automóviles,
palacios de congresos sin congresos, tranvÃas y trenes de alta
velocidad sin pasajeros.
Fueron los años del populismo desenfrenado del Estado de Bienestar, de
la generosidad irresponsable del Estado y la inflación de derechos. Su
efecto más dañino fue una concepción falsa del progreso como algo
conquistado de una vez y para siempre. Todo era un engaño: los tan
mentados derechos no estaban pensados para momentos de verdadera
necesidad, cuando muchos pierden su empleo y caen en la indefensión.
Solo podÃan pagarse en situaciones de bonanza económica, no en tiempos
como los que vive España desde hace ya cuatro años.
Resumiendo: el socialista RodrÃguez Zapatero embaucó a los españoles,
y ahora a España no le queda más que mendigar el dinero que precisa.
Nadie sabe lo que Bachelet se propone realmente, pero los ávidos de
derechos y los beneficiarios del clientelismo ya están golpeando la
puerta. Su juego de diva ausente a lo Garbo le está resultando de
maravilla, y tal vez le sirva para ser elegida. Pero tendrá un
problema. Un dÃa deberá también gobernar y aguantar el chaparrón de
las ilusiones frustradas, especialmente entre el izquierdismo más
militante, que ha crecido alentado por el izquierdismo moderado de la
Concertación, deseoso de hacer ingobernable el paÃs para que crezca la
nostalgia por Mamá Michelle.
La crisis de los paÃses del sur de Europa, en especial la española, es
una advertencia para Chile y los chilenos, un llamado a que no se
dejen embaucar por argumentos populistas sobre las supuestas
maravillas de los Estados de Bienestar.